Llegamos a Tours sobre las dos y media del mediodía, buscamos la dirección del apartamento donde nos alojaremos durante los próximos cinco días y llamamos a la propietaria por teléfono avisándola de nuestra llegada. El apartamento está ubicado en una casa señorial de finales del siglo XIX reformada e incluye jardín particular.
Subimos a la primera planta, donde la señora posee dos apartamentos destinados al alquiler. El que ocuparíamos nosotros está totalmente reformado y, por lo que nos explica, está rehabilitando el otro apartamento para alquilarlo también. Nuestro alojamiento se distribuye en una cocina, un comedor decorado con muebles antiguos, dos dormitorios, uno de matrimonio donde la señora había instalado muy amablemente una cuna de viaje para nuestro hijo, y otra habitación con una cama individual, un armario enorme y un escritorio. Todo muy bien ordenado y la cocina totalmente equipada. Todas las estancias tenían ventanas al exterior con vistas al pequeño jardín y a los tejados de pizarra vecinos. Sin embargo, lo que me llama más la atención del apartamento es el cuarto de baño, dividido en dos habitaciones independientes. En una está la bañera y la pica para lavarse las manos y, en otra estancia, aislado, encontramos el wc. Aquí en Francia es lo habitual. Imagino que separan los dos ambientes del servicio para que no se mezclen los olores. No obstante, no deja de ser curioso para el visitante que no está acostumbrado.
Una vez solos, aprovechamos para deshacer las maletas, ordenar la ropa en los armarios y bajar a comprar algo de comer. La tarde la dedicamos a explorar Tours y descubrimos que estamos situados en la misma calle de la catedral y muy próximos a la oficina de turismo. La zona donde nos hospedamos es muy tranquila, sin apenas tráfico. La parte más bulliciosa de la villa se encuentra un poco más apartada, junto al casco antiguo de Tours, donde se concentran multitud de restaurantes y pubs.
Situada en el corazón de una región declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Tours es la principal ciudad del Valle del Loira y la capital del departamento de Indre-et-Loire. Para quien desea visitar la región, Tours es el mejor punto para buscar alojamiento, pues en un radio de 70 km se encuentran los castillos más importantes del Loire. La ciudad cuenta con una gran variedad de establecimientos de hostelería y restauración donde se come muy bien, aunque los restaurantes que predominan son los de comida rápida como los kebab’s, las pizzerías y las crepperies. Como monumentos turísticos de interés encontramos la Catedral de Saint-Gatien, también llamada Catedral de Tours. Construida entre 1170 y 1547; la antigua basílica de San Martín y la Tour Charlemagne, una de sus dos torres, o la iglesia de Sant Julien, situada junto a la Rue Nacionale, principal avenida comercial de Tours.
El casco medieval antiguo de la ciudad, Le Vieux Tours, está cruzado por calles estrechas flanqueadas por bellas casas de vigas de madera del siglo XV. Es una zona muy animada por cafés, bares y restaurantes que atraen tanto a turistas como a la gente del lugar. En pleno centro se halla la plaza de Plumereau, llena de mesas y sombrillas en verano.
Continuamos el paseo por el margen del Loire, caudaloso río que atraviesa la ciudad. Una zona tranquila donde relajarse y disfrutar del encanto de esta bella ciudad.
Ubicación:
RUTA CASTILLOS DEL VALLE DEL LOIRE
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