Hoy nos hemos levantado pronto. Es nuestro segundo día de viaje en nuestra ruta en coche por Bretaña y Normandía. El día anterior habíamos quedado con nuestra anfitriona, en el alojamiento de Luçon, en bajar a desayunar a las siete y media. Ella ya nos estaba esperando en las puertas del comedor y nos condujo a nuestra mesa, perfectamente presentada. La verdad es que nos sorprendió mucho la variedad y el mimo en los detalles. Todo riquísimo y bien presentado. Con cartelitos en cada alimento, detalles decorativos, etc. Quedamos gratamente sorprendidos.
Salimos muy animados y emprendimos rumbo a Puy du Fou. Tras una horita en coche llegamos a las nueve y media a Les Epesses, el pueblo donde está ubicado el parque, en el departamento Países del Loira. Los trabajadores del lugar nos indican donde debemos dejar el coche, en una gran explanada de césped. El aparcamiento es gratuito. Y en diez minutos a pie estamos en las puertas de las taquillas. Tras un control de las mochilas, escaneamos nuestras entradas, que habíamos comprado online y que llevamos impresas en papel, y cogemos un plano de los horarios de los espectáculos de la jornada.

Puy du Fou es un parque diferente. Situado en un bosque de 50 hectáreas, no ofrece atracciones llenas de adrenalina. En su lugar encontramos espectáculos para toda la familia con una puesta en escena muy cuidada y elaborada. Muchos de sus espectáculos tratan sobre la historia de Francia, cada uno representado en una época diferente. En nuestro caso pudimos ver los más importantes y a toda la familia nos encantaron.
Comenzamos por Le Secret de la Lance, ambientado en torno a las ruinas del castillo renacentista en ruinas de Puy du Fou. La actuación comenzaba a las diez y media pero los espectáculos abren las puertas trenta minutos antes del inicio para poder ir sentando a los espectadores con tiempo. Con los chubasqueros puestos y los asientos empapados, comenzaba un día intenso de espectáculos y pantalones mojados.
Seguimos por Le Signe du Triomphe, les Vikings, Le Mystère de La Pérouse, Les Amoureux de Verdun y finalmente les Mosquetaires de Richelieu. También asistimos al espectáculo de aves Le Bal des Oiseaux Fantômes en un momento de tregua del tiempo. A ratos llovía, otros ratos paraba pero continuaba nublado, durante breves momentos salió el sol pero enseguida volvía a llover. Un tiempo muy inestable. Sin embargo, gracias al día nublado, pudimos ver todo lo que teníamos programado y sin hacer largas colas. Un día soleado las colas deben ser interminables y quizá no te permitan ver todos los espectáculos que querrías.
No me extenderé en explicar cada uno de ellos. Aquí os dejo la página del parque con toda esta información. La duración de los espectáculos oscila entre los 20 y los 45 minutos y son aptos para todos los públicos. A mí personalmente me gustaron especialmente Le Signe du Triomphe por su espectacular escenario, así como les Mosquetaires de Richelieu, por su puesta en escena.
Fue una lástima que el tiempo no acompañara ya que no pudimos disfrutar de pasear por los pueblos de época como Font-Rognou, Chasseloup o Le Bourg Berard. Tampoco pudimos disfrutar de sus jardines pero aún así, nos gustó mucho del parque sin aglomeraciones.
Sobre las seis de la tarde abandonamos el parque. Los niños tenían frío por llevar tantas horas el pantalón mojado y habiendo visto todos los espectáculos importantes decidimos que era hora de irnos. No esperamos a ver el espectáculo nocturno Cinéscénie, aunque venía incluido con el precio de la entrada. Demasiadas horas de espera bajo la lluvia.
Regresamos a nuestro B&B, nos duchamos tranquilamente y nos dispusimos a buscar un sitio para la cena. Aquí en Francia, la hora habitual de cenar es a partir de las seis de la tarde así que no debíamos despistarnos mucho. Encontramos una pizzería cerca del hotel y pudimos cenar sin problema pese a ir sin reserva. Paseíto vespertino por el pueblo, que ese día iniciaba fiestas, y a dormir. Al día siguiente cambiamos de alojamiento.
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