Como ya he comentado, Colmar se encuentra rodeada de viñedos. El Valle del Rhin propicia el cultivo de esta planta y la región es conocida por sus diversas variedades de vinos (el muscat, el pinot blanc o el pinot noir). No soy ninguna experta en vinos pero siempre acompañamos nuestras cenas caseras en el apartamento con un buen vino de la región. Aprovecho para avisar que tomar una copa de vino en la terraza de un bar de cualquier pueblo vinícola os va a costar la mitad que comprar una botella en una de las múltiples bodegas diseminadas por el valle o en cualquier supermercado.
El primer pueblo
que visitamos dentro de nuestra ruta de los pueblos floridos de Alsacia es Kaysersberg. Llegamos temprano, sobre
las ocho y media de la mañana, y recorremos la villa medieval y renacentista con
tranquilidad y sin aglomeraciones. Cruzamos su puente fortificado y divisamos
en la colina las ruinas de su castillo (del siglo XIII). De todos los balcones
cuelgan flores de llamativos colores, rojas, moradas y amarillas. La
denominación de pueblos floridos está plenamente justificada. Por el centro de
la villa serpentea un riachuelo y caminando se oye el fresco sonido del agua.
En Kaysersberg nació Albert Schweitzer,
Premio Nobel de la Paz en 1952.
El siguiente pueblo a explorar es Riquewihr, a unos seis kilómetros de Kaysersberg.
De pueblo a pueblo el paisaje se repite. Tanto a un lado como al otro de la
carretera se contempla un manto de viñedos, todos a la misma altura, alineados
de forma perfecta. Aparcamos en un parking a la entrada del pueblo y nos
dirigimos a su centro peatonal. Es una ciudad medieval y renacentista muy bien
conservada. Lo más significativo es su entrada medieval fortificada. A ambos
lados de su calle principal, dedicada al General de Gaulle, encontramos
comercios de productos artesanales como sus dulces, sus manteles bordados y,
por supuesto, sus vinos, heladerías y terrazas donde sentarse a tomar algo
fresco en un día tan caluroso como hoy. Es un agradable paseo que nos lleva a
la torre del campanario, de 1291, adornada con un nido de cigüeña en su punta
(es muy común encontrar a esta ave en las torres de las iglesias de la zona).
Continuamos el paseo bordeando la muralla hasta la torre de los ladrones y
volvemos a la entrada. También destacar de la villa el Castillo de los Duques
de Wuremberg, la antigua iglesia Notre-Dame (siglo XIV), la antigua capilla de
San Erard (siglos XV-XVI) y el museo de la Diligencia.
La próxima parada es Ribeuville. Otro de los pueblos
floridos de la región alsaciana. En su entrada hay varios aparcamientos
públicos donde estacionar el coche para pasear tranquilamente por sus calles
peatonales llenas de pequeños comercios de productos artesanales. Es un pueblo pequeño, cuya calle
comercial principal está abarrotada de turistas. Ahora que es ya mediodía,
muchos de ellos están mirando ya la carta de los restaurantes, que ofrecen como
manjares de la región la choucroute, el
cordero estofado, o el bratwurst,
entre otros. Siempre acompañado de un buen vino o cerveza de la región.
Tras pasear por Ribeuville, nos
dirigimos hacia el norte, al Castillo de
Haut-Koenigsbourg, situado ya en el departamento del Bajo Rhin, en la cima
del monte Stophanberch. La fortaleza data del siglo XII y domina todo el valle.
Se ha de acceder en coche y aparcar resulta un auténtico drama. Un kilómetro
antes de llegar a la entrada ya se empieza a ver la fila de coches aparcados a ambos lados de la calzada y es muy
difícil encontrar un hueco libre. Subimos hasta la entrada y volvemos a bajar
sin conseguir aparcar. Desanimados, regresamos a Colmar sin haber podido entrar
en la fortaleza. Os recomiendo subir a primera hora.
Ya por la tarde, para completar
el recorrido por los pueblos vinícolas más importantes de los alrededores de
Colmar, vamos a Turckheim. Aparcamos
en el exterior de la muralla de la villa medieval y pasamos bajo la Porte de France, una torre del homenaje
sobre la que reposa otro nido de cigüeña. Entramos en su oficina de turismo y
pedimos el callejero de la ciudad. Lo más destacable de Turkheim es su muralla,
sus otras dos puertas de acceso (la Porte
de Munster y la Porte du Brand) y
su iglesia, construida entre 1834-1839 y restaurada en 1978.
Nuestra última escala del día es Eguisheim, una de las cunas del viñedo.
La villa está clasificada como "uno de los pueblos más bellos de Francia".
Es una ciudad medieval construida en tres círculos concéntricos alrededor de su
castillo. En el centro del pueblo, con sus casas entramadas y sus balcones
floridos, se erige una fuente, con una estatua en su centro del Papa San Leon
IX, nacido en Eguisheim en 1002. Decidimos tomarnos una copa en una de sus terrazas
para descansar un poco. De regreso al coche, pasamos por varias bodegas,
entramos en una de ellos y compramos varias botellas de vino pinot blanc i
pinot noir. Damos el día por terminado habiendo recorrido los pueblos más
representativos de la ruta de los vinos de Alsacia.
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