Paseo en bicicleta por el Valle de Zillertal, desfiladero de Wolfklamm y Achensee


En Austria el tiempo es muy cambiante. Así que hemos de aprovechar los días soleados para hacer actividades al aire libre. Normalmente las mañanas aparecen despejadas y sobre el mediodía comienzan a aparecer algunas nubes así que es muy recomendable salir pronto.

De momento estamos teniendo suerte así que este segundo día madrugamos porque el destino es Zell am Ziller. Son 48 minutos desde Innsbruck (60km) y no queremos coger tráfico así que salimos sobre las siete de la mañana. La idea inicial es alquilar unas bicicletas junto a la estación de tren de Aschau pero tenemos mala suerte y está cerrada así que continuamos hasta el pueblo de Zell am Ziller y las alquilamos en la estación de tren de Zillertal. Servicio rápido y a muy buen precio.



Disponen de bicicletas de todos los tamaños en muy buen estado. Nos preparamos las mochilas a la espalda, la Go Pro en el pecho para grabar el paisaje que nos rodea y nos ponemos en marcha. Cruzamos las vías de tren y seguimos el camino paralelo a las vías  desde Mayrhofen hasta Zell am Ziller. El paisaje es precioso, el cielo está despejado y el recorrido plano así que disfrutamos mucho el paseo en bicicleta. La distancia que separa ambos pueblos es de 8,4 kilómetros y en apenas cuarenta minutos llegamos a nuestro destino, un parque con columpios y zona de picnic perfecto para almorzar, ya en Zell am Ziller. Comemos los bocadillos que llevamos en la mochila, reponemos fuerzas y los niños juegan un rato.  Tras esta parada regresamos por el mismo camino de nuevo a Mayrhofen. Eso sí, nos paramos un momento varias veces para ver de cerca algunos detalles como un puente de madera o bien para ver pasar el tren rojo que viene de Jenbach y recorre el valle.





Otra buena opción para visitar los pueblos del valle de Zillertal es coger el tren de vapor o el tren regional que va de Jenbach a Mayrhofen. Mientras investigaba cual sería la mejor opción para nuestro viaje, leí que otros viajeros comentaban que la carretera de Zell am See estaba siempre llena de tráfico. Por este motivo nosotros decidimos madrugar. Así que otra buena opción puede ser coger el tren a vapor u otro tren en Jenbach o en un pueblo del valle pero cercano a Jenbach. Dejar el coche aparcado junto a la estación y coger el tren en Aschau hasta Zell am Ziller, allí coger las bicicletas hasta Mayrhofen y volver hasta Zell am Ziller para devolverlas.

Sobre las doce y media devolvemos las bicis a la estación y damos un paseo por Mayrhofen mientras buscamos un lugar donde comer. Acabamos en un parque infantil, a las afueras del pueblo, Wasserspielplatz Brindlang donde los niños juegan un rato y muy cerca encontramos un restaurante con terraza al aire libre donde comer unos frankfurts tiroleses, ZweiEnder Food and Golf



El lugar es muy tranquilo y agradable y dispone de minigolf para hacer una partida después de comer. Nosotros sólo comimos porque queríamos hacer muchas cosas por la tarde. Así que regresamos de nuevo a por el coche y salimos del valle rumbo a Wolfklamm. El plan era visitar la garganta y acabar la tarde en el Achensee dándonos un chapuzón.

El desfiladero de Wolfklamm

En el pueblo de Stans, en las montañas de Karwendel, en el Tirol, se encuentra el desfiladero de Wolfklamm, que termina en la popular ciudad de peregrinación de  St. Georgenberg.



El sendero por el desfiladero está abierto de 9 a 16h y el precio por acceder a él y disfrutar del paseo por las diferentes pasarelas que hay junto al río es de 5 euros para los adultos y de 1,5 euros para los niños. Este dinero va destinado a su mantenimiento. Nosotros pagamos un total de 14.5 euros. Llegamos en el límite horario y la taquilla estaba abierta. El aparcamiento es pequeño y tuvimos mucha suerte de encontrar un hueco libre donde dejar el coche junto al río.

No hay apenas excursionistas así que hacemos el paseo tranquilamente y sin aglomeraciones. Es una buena hora. El nivel de dificultad del recorrido es moderado. Son 6 kilómetros con un ascenso de 350 metros. Si lo quieres hacer completo se tarda un total de 3 horas entre ir y volver y se puede hacer perfectamente con niños. Siempre con precaución y vigilando siempre donde poner el pie ya que hay tramos en que el suelo está resbaladizo y otros tramos con escalones irregulares. Nosotros no lo completamos. Diría que hicimos la mitad aproximadamente. No queríamos invertir toda la tarde aquí ya que queríamos acercarnos al cercano lago Achensee y darnos un baño antes del atardecer.

Este sendero fue creado en 1901 en el desfiladero. Sin embargo, fue destruido por una terrible inundación en julio de 1912. El agua destruyó los senderos e inundó el pueblo y la estación de tren. El camino se reabrió en octubre de 1936 pero de nuevo, diez años después una nueva inundación volvió a destruir parte del sendero y otra más en 1950 se llevó el resto. Otro desastre continuó y el año siguiente una avalancha cayó hasta el desfiladero destruyendo toneladas de árboles y la parte superior del sendero. Desde el año  1957 el sendero puede recorrerse de manera segura desde la primavera hasta finales de otoño (en invierno permanece cerrado).



Un baño en el idílico Achensee

Tras la mañana de pedaleo y la tarde de subir y bajar escaleras, el cuerpo nos pide un poco de relax. Así que nos acercamos al hermoso lago Achensee, situado a apenas 12 km en coche del desfiladero Wolfklamm.

Con un tamaño de 6,8 kilómetros cuadrados y una  profundidad de hasta 133 metros, el Lago Achensee es el lago más grande del Tirol. Situado entre las montañas Karwendel y los Alpes Brandenberg, en él se pueden practicar deportes como vela, surf, kitesurf y a su alrededor encontramos una amplia oferta de ocio para los visitantes: tren turístico, parques de aventuras, playas, zonas de juego infantiles, paseo en barco, rutas de senderismo y de ciclismo.



Dejamos el coche en el gran aparcamiento del centro de ocio Atoll Achensee a la entrada del lago y damos un pequeño paseo bordeando sus aguas con la idea de hacer tiempo. Este centro de ocio junto al lago abre sus puertas al público de manera gratuita a partir de las 17h. Al menos el acceso es libre a su zona de juegos infantil y a su playa privada. La tarde sigue soleada y los niños quieren bañarse en sus cristalinas aguas. Así que en cuanto vemos la verja abierta entramos para darnos un baño. Bueno, en realidad los únicos valientes fueron los niños. Nosotros nos tumbamos en la orilla y vigilábamos. El agua estaba fresquita pero no les importó. Allí que fueron. En ese momento me alegré de haberme traído los escarpines, ya que la playa era de piedras y la pasarela de madera desde la que se lanzaban al agua resbalaba mucho. Aguantaros veinte minutos en el agua. El sol ya desaparecía entre las montañas y la tarde refrescaba. Los secamos rápidamente con las toallas y corrieron veloces hacia el parque infantil que hay dentro del recinto: tirolinas, barco, cestas colgantes… lo pasamos genial.



El día había sido intenso así que decidimos volver al apartamento a descansar. Mañana nos esperaba un nuevo día lleno de nuevas aventuras.

 




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