Hoy nos
apetece quedarnos cerca de Innsbruck. Así que nos acercamos al valle de Stubai, a escasos
15 minutos de nuestro apartamento. Se ha de coger autopista y la entrada al
valle tiene un peaje no incluido con la Vignette austríaca (cuesta alrededor de
3 euros).
Paramos en Fulpmes y aparcamos en
una gran esplanada junto a la estación de teleférico Schlick 2000. La excursión
de hoy no la tenía muy preparada. Sólo sabía dónde quería llegar pero no el
camino a seguir.
Quería
llegar a una zona de juegos con casitas en los árboles pero no quería coger el
funicular para llegar. La idea era hacer senderismo y subir y bajar la montaña
caminando. Junto al funicular vimos un mapa con las diferentes rutas y tras un
primer intento fallido, dimos con el camino correcto de ascenso. La pista era
amplia y en una hora llegamos a un claro desde el que pudimos contemplar las
vistas del pueblo de Fulpmes. Desde allí, el camino serpenteaba bordeando una
granja y nos adentramos de nuevo en el bosque. Enseguida vimos la primera
casita del árbol y los niños corrieron hacia ella.
Me encantan las zonas infantiles de este
país. En medio del bosque, y cada ciertos metros, encontramos una casita del
árbol diferente con zona de juegos en su interior donde los niños pueden
escalar, subir escaleras, bajar rampas, lanzarse por tirolinas... todo al aire
libre y de manera gratuita. Los niños se lo pasan en grande entrando y saliendo
de las casitas de gnomos, subiendo y bajando por las cuerdas…
Todo este
complejo de construcciones de madera se llama Stubai Tree House Trail At Schilick
2000. Desde el parquing de Fulpmes caminando se tardan unos tres cuartos de
hora a ritmo tranquilo. Junto a la zona de juegos hay una posada de montaña
donde comer. El sendero sigue un poco más hasta el Panoramasee.
Sobre las doce del mediodía llegamos a
la estación intermedia del funicular, donde hay un restaurante donde parar a
retomar fuerzas. Pasamos junto a él y, tras hacer un intento de seguir la
excursión por el sendero Schlicker Scheibenweb hasta el lago que hay en la
cima, el cansancio nos puede y desistimos. Eso sí, antes de iniciar el descenso
al coche, aprovechamos para coger energías comiendo un buen schnitzel con
patatas fritas en la posada alpina y disfrutando de las excelentes vistas. (BergrestaurantBruggeralm)
Durante
nuestro descenso de la montaña por una pista de tierra nos encontramos con
vacas pastando tranquilamente en la pradera. Todavía era temprano. En un principio,
la idea era coger el coche y adentrarnos en el valle de Stubai para visitar la Grawa
Wasserfall Stubaital. Sin embargo, preferimos aprovechar la hora que era,
las 14h, y probar suerte en el Sommerrodelbahn de Mieders, situado muy
cerquita, a apenas 5 kilómetros. Había leído que siempre tenía largas colas y
quizá a esta hora estaría más vacío. Y la verdad es que acertamos.
Aparcamos
junto a la taquilla del Sommerrodelbahn (Alpine Slide) y subimos en telecabina
hasta la estación de montaña de Mieders. Junto a la estación encontramos una
zona de juegos infantil, un pequeño lago y la estación del trineo de verano. Si
dispusiéramos de más tiempo nos habríamos quedado un ratito en la montaña
disfrutando de su zona de juegos infantil o tomando algo en su restaurante pero
queremos aprovechar este buen día así que vamos directos al trineo. Tenemos
suerte y apenas hay una docena de personas en la cola así que, en seguida podemos
montarnos. El precio total por cinco personas fue de 61 euros. Incluye la
subida en teleférico y la bajada en el trineo. El horario es de 9 a 16h.
Los menores
de diez años han de montar acompañados de un adulto. En nuestro caso que
viajamos con dos niñas de ocho años hemos de compartir trineo y mi marido se
sube con una niña y yo con la otra. Mi hijo, que ya tiene doce años, puede
bajar solo sin problemas. El mecanismo es muy sencillo. Una palanca te ayuda a
acelerar o frenar durante el descenso. Subimos al trineo, nos colocamos en
posición y comenzamos el descenso, que dura unos diez minutos. Bajas a gran
velocidad, circulas por un único raíl y has de reducir la velocidad en las curvas por precaución. Es toda una experiencia.
Todavía
tenemos toda la tarde por delante y con este día soleado apetece un buen baño
así que regresamos a Fulpmes para disfrutar de sus piscinas y relajarnos tras
la excursión matinal. El centro se llama Stubay Saunaparadies y pasamos allí un par de horas en sus aguas templadas y sus toboganes
acuáticos.
Eran sobre
las siete de la tarde cuando abandonamos Fulpmes y volvimos al apartamento a
cenar y descansar en nuestra terraza con vistas.
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