Hemos madrugado y somos los
primeros en entrar tras la apertura del museo así que podemos visitarlo con
total tranquilidad. Apenas hay gente y hacemos unas fotos estupendas. A los
niños les encanta correr y explorar las cabañas, donde están recreadas escenas
de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del lago. Cómo cazaban, dónde
dormían, cómo eran sus ritos funerarios y sus herramientas de pesca y de
agricultura. Muy interesante.
Al salir del museo nos acercamos
a la pequeña playa de césped que hay junto al lago, donde algunos valientes se
están sumergiendo. No hace un gran día de sol pero deben estar acostumbrados a
este tiempo y eso no les frena a la hora de darse un chapuzón. Patos y cisnes
pasean libremente y se respira civismo y tranquilidad. Algunos niños juegan en
una zona infantil y allá que vamos para que los niños se diviertan un rato.
Por la tarde visitamos Meersburg, una villa medieval a 7
kilómetros de Mühlhofen. Meersburg también está a orillas del lago y desde ella
salen ferrys a la otra orilla del Bodensee. Paseamos por sus calles adoquinadas
y.. oh, sorpresa! Al ser un pueblo medieval con castillo, en las tiendas de
souvenirs venden espadas y escudos de madera, entre otras muchas cosas. Nuestro
hijo mayor está en la etapa infantil en la que quiere ser un caballero y luchar
contra dragones, piratas y quien se le ponga por delante y le hacía mucha
ilusión conseguir un escudo. Así que lo compramos. Por él ya nos podríamos
volver a casa, su objetivo del viaje ya está conseguido.
Damos un agradable paseo por la
ciudad alta (Oberstadt) y sus calles peatonales. Meersburg es un pueblo muy
turístico y visitado. Su atracción principal es el Castillo viejo (Altes
Schloss) Bajamos hasta el puerto, a la ciudad baja (Unterstadt) y paseando por
la Unterstadtstrasse llegamos a una escultura muy extraña y surrealista. Es la Magische Säule, la 'Columna mágica' de Peter Lenk, cuyas obras se
pueden admirar también en Kostanz y Schwerin. Fue inaugurada en 2007 y muestra
retratos satíricos de personajes famosos de la historia de Meersburg. Así
aparecen el doctor Franz Anton Mesmer, que intentaba curar con el magnetismo;
sus antagonistas dentro de una jaula: el exorcista Johann Joseph Gassner, que
veía las enfermedades como demonios que se tenían que expulsar, y su
adversario, el obispo de Meersburg; el barón Joseph Freiherr von Lassberg con
su caballito de madera debido a su admiración por la época caballeresca; el
Cupido; la doncella Wendelgard; y, por encima de todos, la poetisa Anette von
Droste-Hülshoff en forma de gaviota.
Regresamos al coche, que hemos
aparcado en las afueras del casco antiguo y volvemos a casa. Toca dar baños,
preparar cenas y descansar.
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