En ruta por el norte de la región de Bretaña: Costa Esmeralda

Día 10

Mont Saint-Michel

Décimo día de viaje en nuestra ruta con niños en coche por Bretaña y Normandía. Salimos de nuestro alojamiento, situado en el pequeño pueblo de Sainte-Anne-sur-Vilaine  Hoy es día de traslado de alojamiento. Dejamos nuestra casita cerca de Redon para trasladarnos sólo por una mañana a la región de Normandía. Hoy visitaremos el Mont Saint Michel. No es que sea un lugar que nos venga muy de paso hacia el siguiente alojamiento. De hecho sucede todo lo contrario. Sin embargo, es el mejor día para ir debido al horario de las mareas.

Tardamos hora y media en llegar desde el alojamiento y, aunque apenas son las diez y media de la mañana, el enorme aparcamiento ya está muy lleno. El día ha amanecido muy nublado y parece que lloverá así que nos ponemos los chubasqueros por si acaso. Nuestra idea inicial era subir a uno de los autobuses lanzadera que te lleva desde el aparcamiento hasta el Mont Saint-Michel pero al ver la longitud de la cola pensamos que sería mejor llegar caminamos un ratito.




En unos veinte minutos estamos en la entrada. En este momento hay marea baja y el recinto es plenamente accesible. De hecho me impresiona tener que hacer cola desde que entramos al recinto amurallado. Una marea humana sube por la calle principal parándose en las tiendas, haciendo fotos o mirando restaurantes donde comer. Apenas puedo hacer alguna fotografía y llegamos a la entrada de la Abadía donde nos espera de nuevo una larga cola. Decidimos no entrar. Simplemente dimos un paseo por la muralla de la ciudadela y disfrutar de las vistas con la marea baja.



Era las dos y media cuando abandonamos Saint Michel. Comenzó a llover y comimos un bocadillo dentro del coche, en el aparcamiento. Habíamos sido previsores ya que suponíamos que comer en el interior del recinto sería caro y estaría todo reservado y creo que hicimos bien.

Continuamos la ruta hacia el alojamiento y paramos en Combourg. Esta ciudad, situada entre Rennes y Saint-Malo, forma parte del Patrimonio Urbano de Bretaña. considerada como la "cuna del Romanticismo" en la literatura francesa debido al famoso escritor francés François-René de Chateaubriand, quien pasó parte de su juventud en el castillo de su familia, el Château de Combourg. En nuestro caso no entramos al castillo pero sí a la iglesia de Notre Dame, de estilo neogótico. La lluvia persistía y no apetecía hacer turismo. Además, el cansancio se acumula después de tantos días de ruta en coche y estamos deseando llegar a la nueva gité, situada en el departamento Cotes d’Armor, e instalarnos.

Tras comprar comida en un supermercado de camino, por fin entramos en la nueva casa rural. Muy agradable y espaciosa en medio de un bosque, en el departamento de Cötes d’Armor pero muy cerquita de la frontera con el departamento de Ille y Vilaine. Nuestros caseros nos recibieron muy cordialmente y nos enseñaron el lugar. Una casita de dos pisos, con dos habitaciones, cocina, dos baños y un jardín con todo lo necesario para descansar y hacer incluso una barbacoa, muy cerquita del pueblo de Guenroc. Dando un agradable paseo por la carretera podías coger todas las moras que quisieras de los zarzales que crecen junto a ella. Un entorno tranquilo e idílico, pero apenas a veinte minutos de Dinan. De hecho, el plan era precisamente acercarnos a visitarlo por la tarde pero seguía lloviendo y estábamos cansados así que lo dejamos para el día siguiente.

Pasamos la tarde tranquilamente ojeando información de la zona que nos ha facilitado nuestra anfitriona y planificando las excursiones de los próximos dos días.


Día 11 

Undécimo día de viaje en nuestra ruta con niños en coche por Bretaña y Normandía. Salimos de nuestro alojamiento, situado en el pequeño pueblo de Guenroc con la intención de dedicar el día de hoy a explorar el departamento de Côtes-d’Armor y concretamente uno de los cuatro distritos que la componen, Dinan.


Dinan

Tenemos suerte y hace un día soleado espectacular. Salimos sobre las nueve de la mañana del alojamiento y en media hora conseguimos aparcar en las afueras de la muralla de Dinan, junto a su Castillo, todavía cerrado, y entramos en la ciudad. La Oficina de Turismo también está cerrada pero he cogido un folleto en el alojamiento con un plano de la ciudad así que iniciamos la visita por sus calles prácticamente solos. Podemos hacer fotos de los edificios más emblemáticos, uno de los principales focos turísticos del norte de Bretaña, como la Maison de la Harpe, un museo dedicado al arpa celta y las arpas tradicionales del mundo,  la basílica Saint-Sauveur o la iglesia de Saint-Malo. Paseamos sobre su muralla y llegamos al Jardín Inglés, junto al cual descubrimos un mirador con espléndidas vistas al río La Rance.  Callejeando llegamos a la rue du Petit Fort, salpicada de tiendas y talleres artesanos y bajamos hasta el puerto de la ciudad.  Sobre las doce del mediodía compramos unos bocadillos en una boulangerie cercana a la Iglesia de Sant Malo y regresamos al coche para continuar la ruta por la costa bretona.



Cap Fréhel

La siguiente parada del día es Fort la Latte (Castillo de la Roche Goyon), situado en la costa. Tardamos una horita en llegar por carreteras secundarias (la ruta más rápida según Google Maps).  El fuerte está situado en un cabo rocoso, en la ciudad de Plévenon, en el departamento de Côtes-d’Amor. Este sitio fue elegido por su ubicación favorable, ya que era difícil que un enemigo lo atacara debido a la falta de un acceso fácil. Los acantilados sobre los que está construido brindan una excelente protección contra cualquier intento de invasión desde el mar y disfrutando de unas vistas claras del Canal de la Mancha, la Costa Esmeralda y gran parte de la Bahía de Saint-Malo.

Desde que el castillo se abrió al público, los propietarios, la familia Joüon Des Longrais, han compartido el espacio con los visitantes a través de varios eventos. Uno de ellos es el festival medieval “Les Medievales du Fort la Latte” que se organiza cada año en agosto desde 2008 con torneos de caballeros, mercado ambulante medieval y exhibiciones de cetrería, entre otras actividades, y que precisamente ha coincidido en ser el día de hoy.  Esta era la XII edición del festival y se celebraba durante cuatro días (9, 10, 11 y 12 de agosto).  Por este motivo vemos centenares de coches aparcados en una gran esplanada junto a la entrada de acceso al castillo. Decidimos probar suerte y ver si podíamos entrar a verlo de todas maneras. Sin embargo, un guardia situado en la puerta no informó que sólo se podía acceder al recinto con invitación o bien pagando una entrada de 20 euros. Nos pareció excesivo y no entramos.



Regresamos al coche y continuamos la ruta hacia el faro del Cap Fréhel. Una carretera te lleva hasta la entrada de acceso al aparcamiento de pago pero estaba completo en ese momento. Así que seguimos la carretera que bordea la costa hasta encontrar un hueco donde estacionar cercano a la playa de la Fosa. Contentos de poder salir del coche y con ganas de ver el faro, cogimos nuestros bocadillos y nos dirigimos al GR 34 sendero de los aduaneros entre los cabos  Erquy y Fréhel que bordea la costa. Durante el paseo encontramos una zona de rocas ideal para sentarnos a comer y disfrutar de unas impresionantes vistas de la playa a nuestros pies y de los acantilados que nos rodeaban. Las gaviotas pasaban volando sobre nuestras cabezas y la suave brisa mecía las flores y los arbustos. Abajo, en la arena, algunos valientes se atrevían a bañarse pese a que el día estaba nublado y la temperatura no era la más adecuada para un chapuzón precisamente.



Ya con el estómago lleno, seguimos el sendero. Sin embargo, no conseguimos llegar al faro, muy lejano todavía. Nos conformamos con hacerle fotos desde la distancia y regresamos al coche porque empezaba a llover.  Seguimos la carretera hacia la playa -les Pins y de allí hacia Saint Malo. La intención era visitar la ciudad corsaria durante la tarde. Pero hoy la suerte no estaba de nuestro lado y tampoco pudimos visitarla. Tras una hora de camino y de mucho tráfico, el aparcamiento situado junto a la ciudad estaba completo. Debíamos alejarnos unos dos quilómetros de distancia y como el día amenazaba de nuevo con llover decidimos dejarlo para el día siguiente y volver al apartamento a descansar.

 

Día 12 

Saint Malo

Duodécimo día de viaje en nuestra ruta con niños en coche por Bretaña y Normandía. Salimos de nuestro alojamiento, situado en el pequeño pueblo de Guenroc, cerca de Dinan, para visitar Saint Malo. A las nueve y media de la mañana ya estábamos aparcados junto a la muralla de la ciudad corsaria. En esta ocasión sin ningún problema. Antes de entrar en las murallas nos dirigimos a su faro desde donde pudimos tener una gran vista panorámica de la ciudad. La marea estaba alta. Entramos a la ciudad y recorrimos sus tranquilas calles. Mientras lo hacíamos la marea estaba bajando y cuando llegamos a la muralla situada en el lado opuesto del que veníamos ya pudimos ver que el acceso al islote donde se erigía una pequeña fortificación, el Fuerte Nacional, era accesible caminando sobre la arena. Allí nos dirigimos y no pude evitar quitarme los zapatos y refrescarme los pies en el agua de una pequeña piscina que se formó junto a él.



De regreso junto la muralla observamos los troncos de madera anclados al suelo de manera vertical que protegen la muralla cuando el mar está agitado y golpea con violencia. Ascendemos las escaleras que nos llevan a la parte superior de los muros y paseamos por ella hasta llegar a la piscina de agua marina de la playa Bon-Secours. Pese al frío, vemos personas nadando en ella. Junto a ella los visitantes aprovechan que la marea está baja para acercarse caminando por la arena al islote rocoso Grand Bé, hace una hora todavía inaccesible. En él se encuentra un antiguo fuerte y la tumba del escritor francés François-René de Chateaubriand.



Bajamos a la playa y paseamos hasta el islote aprovechando la marea baja. De regreso, subimos de nuevo la muralla, sacamos los bocadillos de la mochila y paramos a almorzar en un pequeño parque con vistas a la playa, Jardín des Petits Murs, donde unos vecinos jugaban una partida de petanca muy entretenidos. Cuando terminamos, seguimos el paseo de nuevo por el interior de la muralla. Eran ya las doce y los restaurantes comenzaban a estar llenos de gente. Curioseando precios de las cartas nos parecieron un poco caras para quedarnos a comer así que regresamos al coche y comimos en nuestro apartamento.

La tarde la habíamos reservado para hacer una actividad pensando en los niños. Habían estado visitando muchos pueblos y catedrales y queríamos hacer algo divertido y diferente con ellos. En la estación de trenes del pueblo de Medreac, situado cerca de la gité, habían instalado unas bicicletas sobre raíles y ofrecían dar un paseo por la antigua vía ferroviaria pedaleando. Cual fue nuestra sorpresa que, cuando llegamos, nos dijeron en la taquilla que todo estaba completo y que no podríamos hacer la actividad ese día. Se debía realizar la reserva con cita previa. Aquí os dejo su web https://www.lagaredemedreac.fr/ por si os animáis a ir. Días después, en Normandía, conseguimos encontrar un lugar similar y conseguimos hacer la actividad y es muy divertido para toda la familia.



Al tener la tarde libre, decidimos ir al pueblo de Bécherel a echar unos tiros a la canasta de básquet situada a las afueras, aprovechando que hacía sol. Mis hijos son muy aficionados y siempre llevamos la pelota con nosotros. Era nuestro último día en Bretaña. Regresamos al apartamento y preparamos maletas de nuevo para partir al día siguiente con destino a Normandía.


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